martes, 29 de noviembre de 2011

"LAS NAVIDADES DE MI MAMÁ"

Corría el año 1.958,

cuando por las estrechas calles destartaladas

de un pequeño barrio pescador,

caminaba una niña muy chiquita,

de aspecto soñador.

Su cabello largo y bien peinado

destacaba junto a sus ojos como el carbón.

De una familia muy humilde,

con su madre costurera y su padre capataz,

aquella niña tan pequeña

ya conocía la dureza de trabajar.



En más de una ocasión,

su pelo tuvo que cortar

con el fin de ganar una perra gorda

que transformaba en dos mendrugos de pan.

En aquellos tiempos no existía la televisión,

las consolas ni el ordenador,

esta niña disfrutaba con su muñeca de cartón.

Hasta que un mal día se le ocurrió

la gran idea de bañarla en su barreño de color.

Su muñeca desnutrida, sin chicha ni expresión,

acabó hecha trizas como un gallo perdedor.







Cuando la Pascua se acercaba,

un sueño y una ilusión

se repetían en su mente

como el ajo y el cebollón.

Su modesta casa quería adornar

con un Belén de Navidad.

Algo casi imposible

si pudierais recordar

cómo se vivía por aquel entonces

sin apenas agua ni pan.



En ese barrio almeriense,

con la Alcazaba como techo

y San Cristóbal como patrón,

el dinero no sobraba

ni para comer con tenedor.

Era impensable que nadie tan desamparado

pudiera conseguir

ni una pieza del Nacimiento,

aunque fuera un colibrí.



Pero la niña no se rendía

y aunque todos los años a su madre le pedía

como regalo el portalón,

la pobre se quedaba

sin figuras ni zurrón.

Mas esta vez ya estaba harta

y estrujó su imaginación.



En un día muy lluvioso

a la puerta de su casa salió

y en la calle sucia y angosta

sus delgadas piernas hincó.

Por la ladera de la montaña,

plagada de casas cueva,

una manta de barro bajaba

dejando lodo por la calzada.

Todo lo que pudo la niña se acercó

con un poquito de miedo

hasta el rápido cauce marrón.



Con sus manos tan blanquitas

un puñado de barro agarró.

Se puso a moldearlo

con una sola intención,

conseguir lo que era imposible

para una niña en su situación.

Después de dos horas y media

de trabajo y sin parón,

la niña volvía a su casa

con cinco figuras blandas

que ensuciaban su faldón.



Su madre que del trabajo regresaba,

a su pequeña empapada y tiritando vio.

Aceleró su paso para estrecharla entre sus brazos,

y por la puerta de su patio rápidamente la metió.

Después de explicarle

cómo había llegado a ese estado,

de la regañina no se salvó.

Con lágrimas en los ojos,

la  niña le mostró lo que había conseguido.

La Virgen María, José y Jesús

descansaban junto a un buey y una mula

sin formas pero con sentido.



“Solo quiero que las Navidades sean especiales, mamá…”

le dijo con sinceridad.

Doña Isabel miró a su hija

muy sorprendida y sin rencor,

después de unos segundos,

fuertemente la abrazó.

Jamás se había imaginado

la importancia de aquellas figuras

con las que tanto había soñado

su hija tan tozuda.





Al día siguiente, después de trabajar

la mujer muy orgullosa y alegre,

caminó por la Avenida del Mar.

Llevaba vacío el monedero,

pero  las palabras de su niña la guiaban

para hablar con el peluquero.

Pasados diez minutos,

y con un moño de pelo menos,

se puso en marcha muy jocosa

para llegar a una tienda muy lustrosa.



Cientos de figuras completaban el escaparate,

con los Reyes Magos destacando con sus camellos y petates.

La mujer cambió la peseta que había ganado con su pequeño sacrificio

por un pesebre muy pequeño y un pastor muy “bonico”.

Cuando por fin llegó a su casa,

llamó a su pequeña Josefina.

Le mostró con alegría

lo que ella tanto quería

y en su cara se dibujó

la más bella de las sonrisas.



Después de muchos años,

esa niña ya está crecida.

Ya cuenta con sesenta años

y una familia muy nutrida.

Cinco hijos y cinco nietos

que significan más que su vida.

Y aunque las cosas mucho han cambiado

sigue soñando cada día.

Espera con ansia las navidades,

pero no quiere oro, joyas ni bienes,

solamente desea montar en su hogar

el más bello de los Belenes.

S.NINO.10 (29/11/11)


7 comentarios:

  1. Anónimo1.12.11

    Nino te felicito tu madre tiene que estar contenta de tener un hijo como tu

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  2. Anónimo1.12.11

    Muchas graciasss!!!! Orgulloso yo de tener una madre como ella... si es que las mamás son lo mejor del mundo

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  3. Anónimo1.12.11

    profe eres el mejor no hay nada como una madre. Ruben D

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  4. Anónimo1.12.11

    Gracias Ruben, vosotros si que sois buenos. La verdad es que estoy teniendo mucha suerte con todos los alumnos a los q doy clase, tanto en Bacares, Tabernas, El Ejido y ahora en La Cañada. Sois geniales y asi da gusto ir a trabajar todos los días.

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  5. Profe me he quedado sin palabras. SARA.

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  6. Anónimo30.12.11

    gracias Sara!!! y Felices fiestasss!!!


    maestro Nino.

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  7. Sara4.1.12

    A ti tambien profe, te echo mucho de menos y a toda mi clase. Muchos besos.

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